domingo, 18 de octubre de 2015

¿Fracasos? o puntos de vista

bombilla
En una conversación con un amigo, estuvimos hablando largo y tendido sobre la perspectiva americana y la europea acerca la quiebra de un negocio.
Y es que en cada uno de los continentes se vive de una forma totalmente distinta. A grandes trechos en Europa se atribuye como un fracaso la pérdida o mala gestión de una empresa en la que tú eras el abanderado.
Mientras que en América  tienen la perspectiva de que has ganado experiencia en cómo no hacer las cosas, y por lo tanto no caer en los mismos errores que te pueden llevar al mismo desenlace.
Eso nos llevo a las diferentes visiones que tiene la gente sobre un aspecto. Por ejemplo ¿el vaso medio lleno o medio vacío?
Las gafas con las que miras lo que ocurre en el mundo son muy importantes. Eso pasa por aceptarte. Saber cómo eres, que haces, cómo actúas y aceptar el resultado que has conseguido de un hecho en el que tú has tenido que decidir. Aceptar tanto lo bueno, cómo los aspectos de mejora.
Releyendo los parágrafos anteriores me ha venido a la cabeza Thomas Alva Edison. El inventor de la bombilla realizo cerca de mil intentos antes de crear el filamento interno que proporciona la luz. Algunos de sus conocidos le preguntaban si no se desanimaba al encontrarse fracaso tras fracaso. Y su sabia respuesta fue “¿Fracasos? No sé de qué me hablas. En cada descubrimiento me enteré de un motivo por el cual una bombilla no funcionaba. Ahora ya sé mil maneras de no hacer una bombilla
E aquí una perspectiva distinta y mucho más motivadora, positiva y optimista.
En muchas ocasiones, nos centramos en el problema, nos obsesionamos, y este no nos permite ver más allá. Aparece “el fracaso”, y este viene acompañado de su amiga “la culpa” que se sube encima de tu espalda con todo su peso, presión y  carga.
Aceptar la realidad en la que nos encontramos nos permite poner distancia y tomar mayor perspectiva. Debemos comprender que los errores nos indican puntos de mejora, que los problemas tienen solución, y que aceptar la realidad nos dará un equilibrio emocional.
Con sesiones de coaching uno puede substituir sus problemas por retos, objetivos o desafíos. Atraer la reflexión personal, aumentar la perspectiva y aprender a conectar con tus talentos, habilidades, destrezas, que te permitan aumentar tu autoestima para afrontar las adversidades. Y tener una perspectiva que te facilite tomar consciencia.
Algunas preguntas que nos pueden ayudar son:
  • ¿Qué problemas tienes?
  • ¿Cuál es el primer problema que quieres solucionar?
  • ¿Qué habilidades, destrezas o talentos tienes que te pueden ayudar?
  • ¿Cómo puede ser este problema un desafío para ti?
  • ¿En qué has de confiar?
  • ¿De qué tienes miedo?
  • ¿Cuál es la primera cosa que puedes hacer tú?
  • ¿Y la siguiente?

No existen problemas, sólo son pruebas que hay que superar.

domingo, 4 de octubre de 2015

Escuchar, una gran habilidad

Una de mis citas favoritas es de Zenón de Citión, que dice así: “tenemos dos orejas y una sola boca para que escuchemos el doble de lo que hablamos”.
Este artículo es sobre la escucha, una habilidad que no es fácil pero que se puede desarrollar y practicar, y es una de las más importantes para los seres humanos.
Jerry Lynch, coach y psicólogo deportivo, habla sobre el arte de escuchar en su libro Coaching with heart, y la verdad es que escuchar es todo un arte porque implica un conjunto de habilidades que nos permiten ir más allá de oír; escuchar es prestar atención a lo que se oye.
Pero debemos ir más allá, los humanos somos animales sociales y comunicativos, eso nos hace entablar unas relaciones personales. En nuestro camino vital nos encontramos con muchas personas con las que compartimos momentos y charlas, eso nos hace crear una experiencia de vida.
¿Dónde quiero llegar?
Cuando encontramos una persona y nos explica alguna cosa:
  1. Podemos oír: sería como oír llover, ni nos interesa, ni le prestamos atención. Estamos en cuerpo y pensando en nuestras cosas.
  2. Podemos escuchar: nos interesa lo que nos dice, mostramos interés y atendemos a sus palabras manteniendo nuestra mente activa para él o ella e imaginando lo que nos comenta en base a nuestra experiencia.
  3. Podemos escuchar y sentir: nos interesa lo que nos dice, mostramos interés y atendemos a sus palabras manteniendo nuestra mente activa para él o ella e imaginando lo que nos comenta en base nuestra experiencia. Aquí, además, como receptores, observamos la comunicación no verbal del emisor, que nos permite empatizar un poco más.
Según Steve Covey, escritor del best seller Los siete hábitos de la gente altamente efectiva, es importante tener en cuenta que las palabras solo transmiten el 7% del mensaje; el tono de voz, entre un 20-30%; y es el lenguaje corporal el que transmite el 60-80% restante.
Escuchar es una extraordinaria manera de demostrar interés, respeto, amor e integridad hacia la otra persona. Así que es importante saber cómo:
¿Cómo te escuchas a ti mismo?
¿Cuánto, del 1 al 10, te escuchas a ti mismo?
¿Qué te impide escucharte?
Si quieres empoderar a tus familiares, amig@s y compañer@s, encontrar respuestas, solucionar problemas y hacerles sentir que son importantes para ti, escúchales activamente, préstales atención, y pregúntate a ti mismo: ¿Para qué te lo están contando a ti y no a otra persona?, ¿Para qué y por qué te dan ese grado de confianza? ¿Desde dónde escuchas a esa persona? Y ¿Cómo puedes ayudarle?
A veces, hay personas que simplemente quieren ser escuchadas y, gracias a eso, se le ordenan las ideas y se le solucionan los problemas.
Juan Luis Vives (1492 – 1540), humanista y filósofo español citó:
Nada es fácil ni tan útil como escuchar mucho.